Faltan quince meses para las próximas elecciones nacionales y, de golpe, cobró actualidad la posible ampliación de la coalición gobernante debido a la reciente incorporación de peronistas con experiencia en gestión territorial al gobierno de la provincia de Buenos Aires. Con ello, surgen prematuramente especulaciones sobre algunas candidaturas. Falta mucho para la cita electoral de octubre de 2017; proponemos algunos escenarios preliminares.
Es público que la incipiente estrategia del PRO de ensanchar su base política y electoral tiene resistencias al interior de su socio principal, la UCR. En ese partido algunos la rechazan, otros la aprueban silenciosa o abiertamente. Es obvio que lo que está en discusión es algo mucho más importante: la necesidad de volver a ganarle al peronismo en su principal bastión electoral.
Mientras tanto, con buen criterio la gobernadora María Eugenia Vidal desarrolló un sistema de acuerdos circunstanciales con diferentes expresiones del peronismo, para asegurar la gobernabilidad en la provincia.
Creemos que la ampliación de la base política y electoral será una estrategia de fondo y de largo alcance del PRO. Es más visible en la provincia de Buenos Aires, pero también se profundizará en otros distritos electorales, incluyendo, más adelante, la Nación.
En un sistema presidencialista como el nuestro, cuando el gobierno no tiene mayoría propia en el Congreso no tiene otra opción que lograrla a través de acuerdos circunstanciales o mediante la ampliación de su coalición. El Presidente puede, por un muy breve lapso y en contados casos, recurrir a instrumentos constitucionales que le permitan gobernar con el Congreso en contra; pero no lo puede hacer todo el tiempo. El gobierno de Macri mostró mayor inteligencia y destreza que la que pronosticaron muchos analistas al comienzo de su gestión, al favorecer la necesaria negociación política y lograr acuerdos por tema con la oposición.
Por lo tanto, la decisión de ampliar la coalición está relacionada con la necesidad de gobernar (recordemos que Macri y Vidal no tienen mayoría propia en los respectivos cuerpos legislativos), y con el imperativo de extender la base electoral del oficialismo.
Como contraprestación, habrá que administrar dentro de Cambiemos los conflictos generados por la incorporación de peronistas a la coalición gubernamental. Si bien es cierto que la UCR no tiene mejores opciones, por ahora, que permanecer dentro de Cambiemos, es igualmente cierto que sus candidatos pujarán para que las candidaturas se definan con el PRO en elecciones cerradas, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde este partido tiene mayor presencia.
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La elección en la provincia de Buenos Aires: madre de todas las batallas
Ningún gobierno desde el advenimiento de la democracia perdió la elección nacional de medio término (de renovación del Congreso), salvo De La Rúa. El actual gobierno apunta a ganar la elección del año próximo. Lo interesante de las elecciones que tendrán lugar en octubre de 2017 es que todas las miradas estarán puestas en la provincia de Buenos Aires; allí tendrá lugar la madre de todas las batallas.
Para que Cambiemos pueda mostrar un verdadero triunfo, deberá renovar el apoyo de los ciudadanos tanto a nivel nacional como en la provincia que reúne el 40% de los votos, como sucedió en las elecciones del año pasado, que catapultó a Macri y a Vidal.
Recordemos cuando en junio de 2009 la derrota de Néstor Kirchner a manos de Francisco de Narváez en la elección de diputados nacionales de la provincia de Buenos Aires, por una diferencia de tal solo dos puntos porcentuales, aguó la holgada victoria obtenida por el kirchnerismo a nivel nacional.
Por otra parte, es muy probable que de las elecciones en la provincia de Buenos Aires de 2017 surja el nuevo líder del Partido Justicialista, es decir, la principal figura de la oposición, que, seguramente, será además el que le dispute el cargo a Vidal o a Macri en 2019. Todo depende de si una de las probables coaliciones peronistas, a las que nos referimos más adelante, resulte la ganadora y desplace al segundo o tercer lugar a la oferta oficialista de Cambiemos. En este caso, el peronismo, una vez más, recurrirá a una elección general para dirimir su liderazgo interno.
En la elección de 2017 en la provincia de Buenos Aires la boleta será encabezada por los candidatos al Senado de la Nación. Se renuevan los tres cargos en disputa. Además, deberán elegirse la mitad de los diputados nacionales y numerosos cargos provinciales.
Un escenario probable es que compitan tres coaliciones con chances de ganar: dos peronistas y una de Cambiemos (por ahora no prevemos una única lista peronista). La primera, que denominamos “peronista ampliada”, podría llevar a la dupla Mazza-Stolbizer en la cabeza de la boleta. La segunda coalición, “peronista acotada”, podría ser liderada por Florencio Randazzo, y reuniría al peronismo más tradicional y al kirchnerismo residual. La tercera coalición es la del oficialismo; Lilita Carrió o Jorge Macri podrían liderarla, uno u otro.
Mazza y Stolbizer son dos de los tres dirigentes con mejor imagen en la provincia (la tercera es María Eugenia Vidal). Es una propuesta fuerte, no solo porque reúne a dos candidatos muy bien posicionados sino, además, porque ofrecería una opción interesante para votantes independientes (que Massa atrae), y para los simpatizantes del socialismo y del radicalismo (que Stolbizer convoca).
Florencio Randazzo es uno de los pocos líderes del peronismo que mantiene altos niveles de imagen, a pesar de que ha desaparecido de los medios y de la política, por ahora. La crisis del kirchnerismo parece no haberlo afectado sino, por el contrario, potenciado. Es un buen candidato para el voto peronista, para los que sueñan con el improbable regreso de la ex presidenta y para los independientes. Es el preferido por la dirigencia oficial del PJ y también por el kirchnerismo residual. Dirigentes cercanos a Daniel Scioli aseguran que el ex gobernador no competirá con él, y que buscará un acuerdo que le permita ser el primer candidato a diputado nacional por esa lista. Una boleta potencialmente fuerte.
El mayor desafío en las próximas elecciones se le presenta a Cambiemos. No tiene representación por la provincia en el Senado. Lilita Carrió creció mucho en imagen positiva, pero existe la duda de si podrá trasladarla a voto. Jorge Macri es menos conocido, puede crecer mucho, y tiene un apellido que atrae votos. Aparece como el candidato preferido tanto de Vidal como del gobierno nacional. No se descarta que aparezca un tapado, o un candidato independiente, como el médico Facundo Manes, que la gobernadora Vidal está atrayendo a Cambiemos. En este caso, el problema es su bajo nivel de conocimiento; nadie vota a quien no conoce. Habrá que ver si la exposición pública que genera la campaña electoral será suficiente como para revertir esa debilidad del neurólogo. De cualquier manera, Cambiemos parte con una ventaja: es oficialista y María Eugenia Vidal mantiene muy altas la imagen positiva y la valoración de la gestión.
En Cambiemos se discute acerca de qué hacer con la diputada Carrió. La opinión ampliamente mayoritaria es darle algo, que tenga un rol, porque –se dice- es más peligrosa afuera que adentro de la coalición de gobierno. Al mismo tiempo, preocupa la decisión de Lilita de lanzarse en la provincia de Buenos Aires ya que, sostienen, su perfil no es el apropiado para ese electorado. Al respecto, las opciones que se escuchan son las siguientes: 1) motivarla para que sea candidata a primer diputada en la ciudad de Buenos Aires; donde ella mantiene una muy buena imagen y donde podría hacer una muy buena elección. 2) Darle alguna función institucional en el gobierno para que pueda expresarse como, por ejemplo, una embajada o un cargo vinculado con la lucha contra la corrupción.
Las recientes declaraciones de Carrió en contra de Jorge Macri y de funcionarios de la gobernadora Vidal son la prueba más contundente de que Lilita está en campaña y que eligió como destino, por ahora, la provincia de Buenos Aires. Otros, sin embargo, ven en su arremetida contra el jede de policía provincial un intento de modificar el esquema prevaleciente en material de seguridad.
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La elección en la Capital Federal: primeros indicios
A la fecha resulta difícil proponer escenarios políticos con la mira puesta en las elecciones de octubre del año próximo. Tenemos algunos indicios.
Martín Lousteau, actual Embajador en los Estados Unidos, mandó a decir que regresará pronto, para las elecciones del año próximo, en las que, promete, competirá en la ciudad de Buenos Aires como candidato a primer diputado, como única manera de poder construir una opción ganadora para la elección mayor de 2019.
Sin embargo, en el entorno más cercano del Presidente se afirma que Macri estaría a punto de convencer a Lousteau de regresar al país recién para las elecciones de octubre de 2019, a cambio de asegurarle que podrá competir por la jefatura de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires dentro de Cambiemos, seguramente enfrentando a su actual ocupante, Horacio Rodríguez Larreta, con quien ya perdió en el último turno electoral.
Muchos sostienen cerca de Lousteau y del gobierno de Macri que aquel aspirará, en realidad, a competir por la Presidencia de la Nación y que su mayor desafío será armar y liderar un espacio amplio y calificado.
El dato político interesante de la Capital es la ausencia de un liderazgo de la oposición. El peronismo no tiene, por ahora, candidatos de fuste. En el distrito, los mejor posicionados en términos de nivel de conocimiento y de imagen son dos líderes que están en el borde de Cambiemos, Carrió y Lousteau; la primera adentro, el segundo adentro y afuera, según se lo mire. No llamaría la atención que ambos terminaran compitiendo por la sucesión de Larreta por fuera de la Coalición, o que lo hicieran adentro. Una revisión de la historia política de ambos permite concluir que ambas hipótesis son posibles: Lilita ha sido, a la vez, constructora y destructora de numerosos espacios políticos; Lousteau estuvo con muchos.
Carrió y Lousteau son aliados políticos, o lo han sido últimamente. Son, por ahora, figuras solitarias con muy buena imagen entre la población. No son proclives a armar equipos, ni a invertir para generar espacios permanentes. Mantienen un gran capital; queda por ver si resultará suficiente para ganar
Suponemos que para definirse si baja o no a la Capital en el próximo turno electoral, Lousteau tendrá en cuenta lo que haga Carrió, si finalmente ella decide competir en este distrito o si lo hace en la provincia de Buenos Aires.
El PRO sigue manteniendo un fuerte apoyo en esta ciudad. El escenario más probable es que Larreta siga manteniendo su liderazgo y que compita por un nuevo mandato. No tiene, por ahora, contrincantes internos declarados. Al que muestra en los actos de difusión del gobierno es a su vice-jefe Diego Santilli, que tiene nivel de conocimiento. No sabemos si Larreta lo hace porque quiere posicionarlo como candidato cuando él deje el poder o para disuadir a otros potenciales rivales partidarios todavía poco conocidos, o ambas cosas.
Mientras tanto, hay que tener buenos candidatos para ganar las elecciones del año próximo; en este distrito es importante aunque no suficiente apelar al voto porteño solo con los resultados de una buena gestión. El PRO no tiene, por ahora, candidatos de fuste, salvo que Carrió o Lousteau –o ambos- decidan jugar aquí como parte de la coalición de gobierno.
Sin embargo, el partido de Macri ha demostrado capacidad de generar liderazgos nuevos; además, la ciudad de Buenos Aires es el distrito que lo vio nacer. En el PRO ya se habla de Carolina Stanley, actual Ministra de Desarrollo Social de la Nación, como potencial candidata. Reúne los consensos de los comunicadores y hacedores de campaña del oficialismo. Es mujer, joven, trabajadora y sensible, y comunica muy bien; es un producto de María Eugenia Vidal, con quien trabajó por muchos años. Podría convertirse en una muy buena opción.