Desde la reforma constitucional de 1994 el gobierno siempre ganó las elecciones de medio término sumados los votos a nivel nacional, con excepción de la Alianza en 2001, cuando gobernaba Fernando de la Rúa. El Presidente Macri considera que en las elecciones de octubre de 2017 logrará mantener esta regla histórica, cuando se renovarán la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado, además de otros cargos provinciales.
El logro de ese resultado dependerá de una sensible mejora de la economía y de la capacidad del oficialismo de presentar candidaturas ganadoras en los principales distritos.
Curiosamente, en el entorno presidencial hay mayor preocupación por la segunda condición que por la primera. Mientras que se sostiene que la baja en los índices de inflación, el “rebote” de la economía y el ambicioso plan de obra pública permitirán en 2017 la recreación de un clima positivo entre los votantes, al mismo tiempo crece la incertidumbre por la ausencia de una oferta electoral competitiva del oficialismo.
La escasez de candidatos conocidos y competitivos es el principal déficit de la alianza de gobierno; no solo en la provincia de Buenos Aires, sino en los otros principales distritos: Capital Federal, Córdoba y Santa Fe. Los que se presentaron y ganaron en las elecciones del año pasado están en el gobierno. Por ahora, el oficialismo no logró mostrar una segunda generación de líderes potencialmente ganadores. El tiempo apremia, la campaña que comenzará en marzo o abril del año próximo ofrecerá un escenario privilegiado para lanzar las nuevas propuestas.
El mayor desafío está en la provincia de Buenos Aires, por la contribución numérica en la integración de la Cámara de Diputados y porque el año próximo renovará sus tres senadores nacionales. Además, es un distrito electoral icónico: Cambiemos le arrebató su control al peronismo; éste buscará la revancha. Esa será la madre de todas las batallas; su resultado impactará fuertemente en la configuración de la política y del gobierno.
Ninguno de los tres senadores por la provincia de Buenos Aires cuyos mandatos caducan el año próximo provienen de la alianza de gobierno: dos son del Frente para la Victoria y el tercero del Frente Amplio Progresista
La gobernadora Vidal considera que su figura no será suficiente para imponerse en las elecciones ya que el traslado de su muy buena imagen a las listas propias será limitado; sabe que debe presentar candidaturas que sean conocidas y aceptadas por el electorado. Vidal decidió que se pondrá al frente de la campaña; hoy, el 65% de la población la valora positivamente.
Para aspirar a la victoria en la provincia de Buenos Aires, los principales líderes de Cambiemos tienen un plan.
Consideran que el PJ debe llegar a las elecciones dividido, a fin de que presente por lo menos dos listas peronistas: una liderada por Sergio Massa, y otra por el kircherismo residual, quizá con Cristina Fernández a la cabeza, e integrada por Daniel Scioli; aunque algunos sospechan que, finalmente, el ex gobernador podría recalar en la lista de Massa como primer diputado. La actitud que adoptará Florencio Randazzo, que mantiene un buen nivel de conocimiento y de imagen positiva, sigue siendo una incógnita, aunque se sostiene que podría sumarse a la lista de la ex presidenta. Por ahora abundan las especulaciones.
El principal escollo proviene de la justicia: el gobierno necesita que Cristina Fernández siga libre, y que los requerimientos judiciales la obliguen a frecuentar los despachos de Comodoro Py. De esta manera, en Cambiemos especulan que ella será candidata a senadora: necesitada de la protección que otorga el cargo y erosionada por los escándalos, no tendría lugar en el PJ oficial, y su lista le restaría votos a la o las otras ofertas peronistas. Preocupa que termine presa, ya que diluye la posibilidad de mantener la fractura en el peronismo.
Cambiemos también aspira a alcanzar una diferencia sustancial en el interior de la provincia de Buenos Aires para compensar la diferencia que –cree- el PJ le sacará en el conurbano.
Arrasar en el interior provincial y competir contra un peronismo dividido son, en síntesis, los principales anhelos de Cambiemos para ganar la elección en el principal distrito y ampliar su presencia en el Senado.
Preocupa la aceleración del proceso de renovación en el PJ: el mayor protagonismo de los intendentes jóvenes, el progresivo corrimiento de Sergio Mazza hacia una posición más opositora y la reunificación de la CGT que, se especula, provocará también la unión de las dos CTA. Se espera una posición más beligerante de las organizaciones gremiales.
La visión oficial es que el PJ presentará candidaturas competitivas; no repetirá el error del año pasado de aceptar a otro Aníbal Fernández como cabeza de lista. Por tal motivo los líderes de Cambiemos consideran que será muy difícil ganarle al PJ en el principal distrito electoral si no se toma la delantera con un plan exitoso.
Los movimientos en el principal partido de la oposición fueron anticipados inteligentemente por la gobernadora Vidal al proponer la incorporación de peronistas a su gobierno, a pesar de las quejas de algunos líderes de la UCR. Hasta ahora la cosecha ha sido magra: Joaquín de la Torre, intendente de San Miguel y otrora mano derecha de Sergio Mazza. Con estos resultados, la orden es redoblar los esfuerzos.
Por otra parte, la gobernadora Vidal maneja una primera lista de posibles candidatos oficialistas. Se destacan el médico Facundo Manes (recientemente incorporado como asesor ad-honorem), los ministros nacionales Carolina Stanley (Desarrollo Social) y Esteban Bullrich (Educación), Graciela Ocaña y, por supuesto, el primo presidencial, Jorge Macri, intendente de Vicente López. Su hábil Ministro de Gobierno, Federico Salvai, conversa con sus aliados radicales y con peronistas amigos para que aporten nombres.
Los desafíos de corto plazo de Vidal son lograr que los potenciales candidatos crezcan en nivel de conocimiento, que es muy bajo (nadie vota a quien no conoce), y convencer a Lilita Carrió a que se mude a la ciudad de Buenos Aires.
El Presidente Macri le habría solicitado a la Gobernadora Vidal que alentara a Carrió a abandonar sus intenciones en la provincia a cambio de ser primera candidata a diputada nacional en el distrito capitalino. El temor es que Lilita en campaña ataque por igual a los candidatos oficialistas que competirán con ella en las primarias, y a los de la oposición; un riesgo que el gobierno busca evitar.
En cambio, Carrió como candidata en Capital Federal le resolvería a Macri un problema doble: la ausencia en el distrito de candidatos competitivos de Cambiemos y la postergación del regreso de Martín Lousteau hasta 2019 -quien amenazó con hacerlo en 2017- un competidor temido por la alianza de gobierno que espera su oportunidad en la Embajada argentina en Washington.
De fracasar el intento de traer a Carrió, algunos voceros del oficialismo especulan que la lista de diputados nacionales de Cambiemos en la ciudad de Buenos Aires estará encabezada por Sergio Bergman, ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable; también Horacio Rodríguez Larreta lo prefiere. En cambio, se comenta que el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, postularía para ese cargo al joven Francisco Quintana, presidente del bloque PRO en la legislatura porteña.
El panorama para Santa Fe y Córdoba que presenta uno de los principales estrategas oficialistas es preocupante: “No hay buenos candidatos de Cambiemos en estos distritos, donde el peronismo es muy fuerte. Saldremos segundos en Córdoba (detrás del peronismo) y terceros en Santa Fe (detrás del peronismo y de los socialistas)”, pronostica. Y agrega: “Ganar las elecciones de 2017 significa salir primeros sumando los votos a nivel nacional o ganar en la provincia de Buenos Aires; mucho mejor si suceden ambas cosas”.
Esta opinión deberá pasar la prueba de la interpretación dentro de un año. Recordemos cómo fue leída la victoria de Francisco De Narváez sobre Néstor Kirchner en las elecciones de renovación de diputados nacionales de la provincia de Buenos Aires en junio de 2009: a pesar de que el Frente para la Victoria arrasó a nivel nacional, la derrota del ex presidente en el principal distrito aguó el festejo del oficialismo.
La mesa estratégica de Cambiemos para encarar el próximo turno electoral está en formación. Las primeras reuniones han tenido como protagonistas a Marcos Peña, Rogelio Frigerio, Emilio Monzó, María Eugenia Vidal, Federico Salvai, Jorge Macri y Horacio Rodríguez Larreta, entre otros. Jaime Durán Barba también ha frecuentado algunas de ellas.
Falta mucho y a la vez falta poco para las elecciones de 2017, porque aún puede pasar de todo, y porque el tiempo para instalar candidaturas nuevas es escaso.