En menos de 72 horas sendas declaraciones públicas abrieron la polémica sobre la sustentabilidad del modelo político y económico del macrismo. En efecto, el economía Roberto Lavagna acaba de sostener que el actual modelo económico “lleva al colapso”, y el diputado Emilio Monzó puso en duda la continuidad de Cambiemos como espacio político, a la vez que abogó por la incorporación de figuras del peronismo a la alianza gubernamental.
Estas afirmaciones no hubieran tenido la trascendencia que tuvieron si no fuera por la relevancia de sus emisores: Lavagna, ex ministro de economía e integrante del Frente Renovador que conduce Sergio Massa, aliado circunstancial del gobierno y facilitador de la sanción de muchos de los proyectos de ley del oficialismo, y Monzó, principal exponente de la coalición de gobierno y presidente de la Cámara de Diputados de la Nación.
El oficialismo salió a responderle a Lavagna con los tapones de punta, incluso lo comparó con Hebe de Bonafini. Monzó tuvo una reprimenda más acotada, tan solo le advirtieron que los trapitos no hay que lavarlos al sol.
Más allá del anecdotario, lo interesante de estas afirmaciones es que aparecen a pocas semanas del primer aniversario de la llegada al poder de Cambiemos, y a días del anunciado “retiro espiritual” de las principales figuras del oficialismo, que será presidido por el presidente Macri, y que tendrá lugar en Chapadmalal a comienzo de diciembre.
Ambos anunciantes tienen sobrada experiencia y saben que para lograr la atención de Macri y de la cúpula de Cambiemos sus declaraciones deben hacerse públicas, a viva voz. Eso es lo que han hecho.
A pesar de la novedad y de la oportunidad de las dos declaraciones públicas, los teoremas lanzados por Lavagna y Monzó no son nuevos.
En efecto. La discusión acerca de la sustentabilidad de un modelo económico basado en atraso cambiario, altas tasas de interés y aumento del déficit financiado con creciente presión tributaria y endeudamiento, y en un contexto de estanflación tiene, en nuestro país, una larga trayectoria, y muchos ejemplos históricos con resultados conocidos.
Por su parte, la posibilidad de incorporar al peronismo en la coalición de gobierno fue un divisor de aguas en el macrismo ya desde el año pasado, cuando Monzó y otros dirigentes de ese espacio se enfrentaron con Jaime Duran Barba y Marcos Peña. Finalmente se impuso la tesis de estos últimos, avalada por Macri, en el sentido de llevar a las elecciones presidenciales de octubre de 2015 una oferta nueva, diferente y “pura”, es decir, sin peronistas que, por otra parte, fueron presentados en la campaña como lo viejo y lo fracasado.
Los resultados electorales le dieron la razón al tándem Durán Barba-Peña. Sin embargo, ahora Monzó pareciera advertir (y advertirles) que lo que pudo ser válido para una elección puede resultar insuficiente cuando se gobierna en minoría o, incluso, para asegurar la permanencia de Cambiemos como proyecto político exitoso.
Estas declaraciones son producto de las dificultades que encuentra el gobierno de salir de la recesión económica y de seguir sumando el apoyo (como hasta ahora) de parte del peronismo a sus iniciativas, pero, también, es el resultado de algunas tensiones crecientes al interior de Cambiemos y entre el oficialismo y sus aliados circunstanciales, en especial el Frente Renovador.
En este sentido, las fuentes del oficialismo consultadas informan que, por primera vez en casi doce meses de gestión, algunas voces destacadas de la coalición se interrogan acerca de si el gobierno está haciendo bien las cosas o si, por el contrario, es tiempo de discutir un cambio de rumbo, teniendo en cuenta que cuanto antes se lo implemente mejor se llegará a las elecciones del año próximo.
Otras fuentes gubernamentales, por el contrario, sostienen que Macri de ninguna manera modificará el rumbo, sencillamente porque considera que tiene resto más que suficiente para imponerse cómodamente en las elecciones de octubre de 2017.
En la misma línea, las expectativas sobre el resultado de la próxima reunión en Chapadmalal son coincidentes: Macri aprovechará el encuentro para confirmar el rumbo y relanzar la gestión. No se discutirá el modelo, no habrá cambios de ministros, aunque si de segundas líneas.
Los memoriosos del gobierno recuerdan que Macri es renuente a hacer cambios, tanto de políticas como de equipos, como lo demostró cuando estuvo al frente del gobierno de la ciudad de Buenos Aires. “Por qué debería hacerlo ahora”, concluyen las mismas fuentes.
De confirmarse la hipótesis de que Macri redoblará la apuesta sin cambios, quedará postergada para el 2018 la verificación de la sustentabilidad del modelo de gobierno de Cambiemos; solo una derrota del oficialismo en las próximas elecciones obligará, inesperadamente, a replantear el tema por anticipado.
A pocos días de iniciarse el encuentro de la cúpula de Cambiemos en Chapadmalal, Roberto Lavagna y Emilio Monzó lanzaron sendas declaraciones que ponen en duda la sustentabilidad del modelo económico y del modelo político de la alianza de gobierno, y solicitaron cambios. Destacadas fuentes del oficialismo aseguran que nada cambiará y que Macri ratificará el rumbo y el equipo de gobierno, seguro de que ganará las elecciones en 2017.