Ambos mandatarios comparten más que una relación personal previa: haber sido sorpresas políticas con sus triunfos en las respectivas elecciones, que no fueron anticipadas por los círculos rojos de sus países.
Los motivos estratégicos que anuncian una buena relación entre ambos, que mencionaremos más adelante, hacen suponer que cualquier malestar que haya causado en círculos republicanos el apoyo público del gobierno de Macri a la candidatura de Hillary Clinton pasará al olvido.
La conversación telefónica del 15 de febrero pasado entre ambos mandatarios fue, sin duda, una demostración de la voluntad de dar vuelta la página e iniciar una nueva relación.
También fueron superadas por la actual administración norteamericana recientes declaraciones de ministros argentinos que acusaron de proteccionista al presidente Trump.
Algunos gestos podrían estar anunciando un desenlace favorable: Trump ofrecerá a Macri un almuerzo luego de la reunión de trabajo. Sin embargo, como se sabe, lo gestual no siempre garantiza resultados esperados. Habrá que esperar.
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Limones y biocombustibles
La agenda de temas que lleva Macri es ambiciosa. Se centra en comercio e inversiones. Los casos más resonantes son las restricciones a la importación de limones argentinos y la investigación sobre dumping de los biocombustibles argentinos que avanza en los Estados Unidos.
Son dos temas relevantes para nuestro país. Como se recordará, la administración Obama había levantado las restricciones al ingreso de limones argentinos. El gobierno de Trump dio marcha atrás con aquella decisión y estableció un período para evaluar cómo seguir, justificando el hecho en que no había designado a los funcionarios que deben revisar el caso.
Argentina es el mayor productor mundial contra-estación de limones del hemisferio sur. Compite, por lo tanto, con otro gran productor, el propio Estados Unidos. El lobby limonero norteamericano, en especial californiano, es muy poderoso, y ha logrado mantener las restricciones al libre ingreso, de tal manera de mantener altos precio y producción, y de poder liquidar los stocks del cítrico local de estación en la contra-estación.
A pesar de ello, los limones argentinos tienen una fuerte presencia en otros mercados internacionales de consumo. Por lo tanto, de lograr Macri el levantamiento de la restricción norteamericana a la importación de nuestros limones, además de favorecer el comercio bilateral con Estados Unidos, será un triunfo simbólico de gran importancia.
El caso del biocombustible es mucho más grave. La Argentina es uno de los principales exportadores mundiales de biodiesel y los Estados Unidos es, por lejos, el principal destino internacional de este producto: más del 90%.
Si el país del norte decidiera avanzar con sanciones por el presunto dumping argentino, implementando aranceles al producto que ingresa a su mercado, significaría un golpe fatal para nuestra industria del biodiesel, ya que no hay opciones que permitan absorber el excedente.
La historia pareciera repetirse en este caso. Efectivamente, en 2013 la Unión Europea había aplicado aranceles al ingreso del biodiesel argentino como respuesta a presuntas conductas de competencia desleal. Si bien la OMC comprobó la inexistencia de dumping en nuestros productos, Europa mantuvo su decisión restrictiva.
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Servicios tecnológicos y Vaca Muerta
En el plano económico debemos señalar que, a pesar de que los Estados Unidos no es un socio comercial de gran importancia para la Argentina, dado que nuestras exportaciones a ese país no superan el 7% del total, sí puede transformarse en la principal fuente del tipo de inversiones que necesitamos para crecer. Mencionamos dos: servicios asociados a la tecnología, y petróleo y gas, que estarán en la agenda de ambos presidentes.
Empresas como Mercado Libre y Globant han demostrado que la Argentina tiene una gran oportunidad en la provisión de servicios tecnológicos más allá de sus fronteras. Este sector necesita generar mayor valor agregado, escala y volumen. La colaboración y la interacción con grandes empresas internacionales, a partir del modelo Silicon Valley y otros que están surgiendo en el mundo, es el camino que se demostró como el más adecuado que, sin embargo, requiere de cuantiosas inversiones. Estados Unidos es el país que destina más inversiones a dicho sector. Argentina, por su parte, tiene el capital humano y la capacidad emprendedora y de gestión para desarrollar este nicho.
El otro caso es el de Vaca Muerta, una de las reservas más grandes de petróleo y gas no convencional. Como se sabe, Estados Unidos inauguró y formó el ecosistema de empresas más importante del mundo dedicado al desarrollo de la tecnología, necesaria para explotar estas fuentes de energía. Ese país logró en la última década un fabuloso aumento en su producción de combustibles. El nuevo Secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, además de conocer en detalle el potencial energético argentino, proviene de ExxonMobile, donde fue su Presidente a nivel mundial hasta su ingreso en la administración Trump.
Antes de encontrarse con Trump el presidente Macri tendrá en Houston una reunión abierta con empresarios y analistas del sector energético, con foco en Vaca Muerta.
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Multilateralismo versus bilateralismo, en un mundo más proteccionista
A pesar de que la Argentina sigue siendo uno de los países más cerrados al mercado mundial, el presidente Macri se ha mostrado ante otros mandatarios como el paladín del libre comercio, con el propósito de atraer inversión extranjera.
La nueva administración de Cambiemos ha dado algunas señales de querer integrarse al mundo, para lo cual inició tímidas negociaciones con bloques regionales con vistas a firmar tratados comerciales multilaterales, más precisamente con la Alianza del Pacífico y la Unión Europea.
A pesar de que todavía no queda claro si la posición del gobierno apunta a una verdadera integración con el mundo o se reduce a una simple estrategia de comunicación y construcción de imagen, lo cierto es que el presidente Macri ha tenido éxito al presentar en el exterior a un país diferente, que busca mejorar las relaciones políticas y comerciales con los demás.
Existe preocupación en algunos funcionarios que acompañan al presidente Macri que esta nueva visión internacional de nuestro país choque con la publicitada estrategia del presidente Trump, proteccionista en el plano comercial y contraria a los acuerdos multilaterales. Sin embargo, se asegura que el encuentro entre ambos presidentes estará enfocado en la posibilidad de avanzar en convenios bilaterales en algunos sectores y, adicionalmente, en lograr que la administración estadounidense resuelva, como ya señalamos, las restricciones a la exportación a ese país de los limones y el biodiésel argentinos.
Consciente de esta dificultad, Macri evitará recibir la fría recepción que Trump le dispensó recientemente a la primer ministra alemana Merkel y al primer ministro japonés Abe.
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Intercambio de información bancaria entre ambos países
Uno de los grandes temas que está en la agenda es la firma de los convenios en materia de intercambio de información bancaria y financiera de personas y empresas, que tuvo avances bajo la administración Obama.
El gobierno de Macri anunció en numerosas oportunidades la proximidad de un acuerdo que, por ahora, se sigue negociando. La amenaza verosímil de la inminente convergencia entre ambas naciones en esta materia fue, sin duda, un móvil que impulsó el éxito del reciente programa de exteriorización de activos de nuestro país.
Las fuentes consultadas del gobierno argentino señalaron que será uno de los temas principales del encuentro entre ambos presidentes.
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Seguridad y narcotráfico
Son dos temas asociados que los Estados Unidos impusieron siempre en la relación bilateral con nuestro país.
En el plano de la seguridad regional, se espera que la Casa Blanca invite a nuestro gobierno a mostrar abiertamente el posicionamiento político de Argentina, preocupación que, tradicionalmente, han tenido las diferentes administraciones norteamericanas. En este sentido, la instalación de una base de observación espacial china en Neuquén, que preocupó y preocupa a ciertos actores relevantes de Washington, podría emerger en las conversaciones técnicas entre funcionarios de primera línea, aunque probablemente no lo haga en el encuentro presidencial.
Con vistas a la necesaria modernización de nuestras Fuerzas Armadas, es posible que la misión que se encuentra en Washington avance en la evaluación para adquirir nuevo armamento del país del norte en condiciones favorables, aprovechando la condición de aliado extra OTAN de la Argentina. La reciente filtración de un hecho análogo generó, en nuestro país, la reacción de algunos medios de comunicación y de varios políticos de la oposición.
Respecto de la lucha al narcotráfico, la posición que lleva el gobierno argentino es la de afianzar los acuerdos ya firmados entre ambos países, y avanzar en otros nuevos, que cuenta con el máximo interés de la Casa Blanca.
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Coalición internacional de Trump y la lejanía de América Latina
El gobierno de Trump pareciera querer conformar una especie de coalición diplomática para encarar a nivel global temas como Irán y Corea del Norte, que forman parte de sus prioridades en materia de política exterior. Hasta ahora, la Casa Blanca recurrió sólo a unos pocos países determinados para acrecentar la presión sobre sus dos tradicionales enemigos.
Al respecto, algunas fuentes de nuestro gobierno ven como probable que Estados Unidos solicite un gesto en ese sentido, orientado a consolidar un frente más homogéneo en nuestra región. La nueva administración norteamericana considera a la Argentina como un jugador regional importante que, a diferencia de la gestión kirchnerista, comparte una agenda amplia.
Con excepción de algunos temas en materia de seguridad regional y narcotráfico, son muy escasos los intereses de la Casa Blanca con respecto a América Latina, que es percibida como lejana y ajena a su agenda estratégica. Habrá que ver si el tema Venezuela se cuela en el encuentro presidencial. Voceros de la delegación argentina no lo daban por seguro.
A pesar de la ausencia de América Latina en la agenda estratégica de Estados Unidos, la Casa Blanca considera a nuestro país como un aliado, y al gobierno de Macri como confiable.
Junto con Brasil y México, integramos el G20, un foro clave para la administración norteamericana. Los problemas que enfrentan los otros dos colosos latinoamericanos constituyen una oportunidad para la Argentina, por lo menos es lo que evalúa nuestra Cancillería.
En efecto, con México envuelto en la discusión con Estados Unidos en torno del muro y la inmigración ilegal, y Brasil encerrado en la crisis derivada de los interminables hechos de corrupción que golpean a su gobierno, la Argentina tiene la ocasión de ser percibida por la Casa Blanca como un líder y articulador regional, lo cual favorecería la concreción de acuerdos bilaterales por sectores.
A pesar de que no es posible conocer aún los resultados concretos que traerá la visita de Macri a su colega Trump, el anunciado objetivo de nuestro presidente es relanzar su vínculo personal y la relación entre ambos países. Para ello, la delegación que llegó a Washington ya tiene definido, según dice, un rumbo específico: privilegiar la construcción bilateral, que es la visión del nuevo ocupante de la Casa Blanca. La pregonada estrategia argentina de negociar acuerdos multilaterales quedará reducida, por ahora, a otras regiones.
Finalmente, una curiosidad: se llega a este encuentro presidencial sin que ninguno de los dos países hayan designado a sus respectivos embajadores. Un vocero confiable de la delegación argentina confía, aunque sin garantías, que Macri anunciará el reemplazante del ex embajador Martín Lousteau durante su estadía en Washington, o inmediatamente a su regreso.