Por Matteo Goretti
.
El viernes previo a las PASO fui invitado a exponer ante un grupo de empresarios sobre las perspectivas políticas del país, junto con un eminente analista (y amigo) muy conocido por estar siempre presente con su opinión en los principales periódicos y programas informativos.
Mi colega reiteró la conocida y amplia postura de que Macri estaría cerca del empate y que ganaría por 5 puntos de diferencia en la primera vuelta electoral de octubre. A sabiendas de eso, y con el propósito de buscar motivar a mi auditorio y reflexionar desde otro lado, decidí desarrollar un argumento contrario, centrado en la posibilidad de que la oposición ganara a nivel nacional y en la provincia de Buenos Aires, y que dicho resultado pudiera ser irreversible. Incluso ensayé un número posible: 9 puntos de diferencia a favor de Fernández.
A pesar de que insistí varias veces de que no era un pronóstico sino un escenario probable, mi exposición fue interrumpida y rechazada en varias oportunidades, con el pretexto de que la gran mayoría de los medios de comunicación, periodistas, analistas y encuestas, y el mercado y el gobierno, vaticinaban un cuasi empate en las PASO y la victoria de Macri en la elección general, como lo había destacado previamente mi distinguido colega, y que por lo tanto no era posible que todos estén equivocados. “No será tu postura ideológica”, me increpó uno del público apelando a la “grieta” para deslegitimar mi análisis.
Al negar totalmente esa acusación, traté de avanzar en mi exposición retomando una idea principal que había publicado poco antes en Calibar.com.ar y en Infobae: “Que Juntos por el Cambio sea una fuerza competitiva y con chances de retener el poder es un hecho altamente inusual en las actuales circunstancias. En América Latina son escasísimos los casos de triunfos electorales de oficialismos carentes de logros tangibles para los votantes en materia económica. Este es el principal obstáculo a la reelección de Macri.”
Es la economía la que, una vez más, definió el resultado electoral, en este caso de las PASO.
Cuatro millones de nuevos pobres (35% de la población es pobre), amplios sectores medios empobrecidos, inflación anual cercana al 50%, aumento de la canasta básica y de las tarifas por arriba de la inflación, presión tributaria récord, destrucción de cientos de miles de puestos de trabajo, etc., difícilmente podrían augurar un cuasi empate en las PASO y un amplio triunfo del oficialismo en octubre. De manual. Así lo expuse, no como una crítica al gobierno sino como el escenario electoral más probable.
A la luz de los resultados del domingo, la preocupación que surge es cómo se informan los que toman decisiones importantes en el país, y los que influyen sobre estos sectores. El sistema de información publicada y los principales influenciadores y analistas que lo reproducen, fueron parte de una gran ola que, a la postre, terminó pareciéndose a una gran simulación. ¿Será posible que la opinión publicada basara sus pronósticos sólo en encuestas mal hechas?
Es cierto que la oposición superó al oficialismo por una diferencia de votos que sorprendió a todos. Pero es justamente por eso que los que tenemos la responsabilidad de comunicar debemos ampliar las fuentes de información, poner a prueba su credibilidad y, lo más importante, reflexionar desde diferentes lugares. Y algo más: repasar la historia; el pasado está repleto de enseñanzas que son útiles para interpretar el presente. Al final del día, la Argentina es un país que repite sus errores y logros.