El drástico cambio en la posición del gobierno sobre la crisis venezolana y la “postergación” del tema de Malvinas en nuestra agenda bilateral con el Reino Unido, encuentran su explicación en la Realpolitik que acaba de incorporar Macri como estrategia de relacionamiento con el mundo, que privilegia los intereses por sobre los valores y las ideologías.
Esta nueva visión de la política exterior –desideologizada y pragmática- quedó de manifiesto en la campaña de la canciller Malcorra para la Secretaría General de la ONU, que está en pleno desarrollo.
El presidente Macri considera que esta carrera de Malcorra permitirá exponer la nueva Argentina que su gobierno representa, algo así como un plan de comunicación internacional basado en la candidatura de su canciller. Gane o pierda Malcorra, Macri cree que gana el gobierno y que la campaña servirá para mostrar un nuevo país, por lo menos en los medios de comunicación y entre los demás gobiernos, y para atraer inversiones.
Es por ello que a Macri no le preocupó modificar su política hacia Venezuela. Nuestra fuente de gobierno –muy cercana al primer mandatario- afirmó que para el Presidente el mencionado cambio de posición no tendrá impacto en la opinión pública, y que este tema sólo genera interés en círculo rojo. “Para los intereses del país resulta más redituable apostar por el éxito de la campaña de Malcorra que por los derechos humanos en Venezuela”, concluyó .
En cuanto a la posición sobre Malvinas, nuestra fuente se mantuvo en la misma línea: “En las circunstancias en que nos encontramos, Macri prefiere que lleguen inversiones inglesas más que pelearse con ese país por las islas”, afirmó.
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Cambio de posición sobre la crisis en Venezuela
En un informe anterior de Calíbar (Nº 3, 17 de mayo 2016) sostuvimos que la canciller argentina, Susana Malcorra, había modificado recientemente la línea del presidente Macri que auspiciaba invocar la Carta Democrática debido a la violación de los derechos humanos en Venezuela, por una posición moderada que, en los hechos, permitía postergar una solución sobre este asunto.
También dijimos que la motivación de Malcorra es conocida: ella se encuentra en campaña para aspirar a la Secretaria General de las Naciones Unidas, y la asunción de posiciones de mayor compromiso podría alejar los votos que tanto necesita para triunfar.
En mayo pasado Malcorra protagonizó el brusco cambio de su posición original, que se acentuó hace unos días cuando, en la última reunión de la OEA, su intervención fue decisiva para hacer fracasar la propuesta del Secretario General de esa organización, el uruguayo Luis Almagro, que solicitaba iniciar el proceso conducente a la mencionada suspensión de Venezuela. En cambio de ello, se aprobó una resolución que insta al gobierno y a la oposición venezolanos a dialogar. El gobierno venezolano mostró el resultado como una gran victoria; su representante firmó la resolución mientras se apresuraba a anunciar públicamente que no habrá diálogo. Envalentonado por semejante éxito, el presidente Maduro informó que quedaba postergado para 2017 la realización del referéndum revocatorio.
La clave para entender el brusco cambio de posición de nuestra canciller es que la crisis venezolana no es prioridad de nuestro gobierno; tampoco lo es para la mayoría de los países de la región ni –más importante aún– para los miembros permanentes del Consejo de Seguridad que, en definitiva, serán los que definan el nuevo Secretario General de la ONU. Esta situación aconseja a los aspirantes a ocupar dicho sitial a no promover acciones o declaraciones que pudieran generar escaladas, conflictos o posiciones divergentes que llamaran la atención o incluso que obligaran a las potencias mundiales a involucrarse más de lo que quisieran en asuntos que, como éste, no les interesa ni afecta sus intereses estratégicos. Nuestra canciller lo sabe y actuó en consecuencia.
En este sentido, para tener chances de ser la próxima Secretaria General de la ONU, Malcorra está aplicando lo que aprendió como jefa de gabinete de Ban Ki-moon, a quien ahora intenta suceder: no mover las aguas de tal manera de no alterar los equilibrios, ganar tiempo, asumir posiciones intrascendentes y no modificar la agenda de las potencias que son los grandes electores del cargo que ella quiere.
Además, Venezuela ocupa un lugar en el Consejo de Seguridad (miembro no permanente), vota y arrastra los votos de otros gobiernos como, por ejemplo, los países que componen el ALBA.
Como sería de esperar, el cambio de rumbo de nuestro gobierno generó reacciones. Por ejemplo, la oposición venezolana acusó a nuestro presidente de haberla abandonado.
El medio gráfico uruguayo El Observador informó sobre el desplante del representante argentino en la OEA, Juan José Arcuri, al jefe de gabinete de Almagro, negándole el uso de la palabra, lo que contrastó con el amable trato que recibió Venezuela por el “fraternal ofrecimiento” de la resolución aprobada. La publicación sostuvo que el cambio de posición del gobierno argentino se debía a la mencionada campaña internacional de Malcorra1.
En el New Herald, Andrés Oppenheimer escribió “Qué vergüenza”, y señaló que un grupo de países –encabezado por Argentina- dice respaldar la democracia, pero que de hecho está ayudando a comprar tiempo al régimen venezolano, y mencionó como motivación la necesidad de Malcorra de contar con el respaldo de Venezuela para su candidatura a la Secretaría General de la ONU2.
El periódico The Guardian reprodujo una entrevista a Luis Almagro, en la que califica duramente la nueva posición de nuestro gobierno respecto de la crisis venezolana. “Games like this should not be played”, sintetiza Almagro en la nota. La publicación inglesa recuerda la posición original del presidente Macri muy crítica de la violación de los derechos humanos en Venezuela, y su posterior cambio, y sostiene que el embajador argentino ante la OEA, Juan José Arcuri, aprovechó su posición de líder del Consejo Permanente de la OEA para dilatar y hacer fracasar la solicitud de Almagro de aplicar el artículo 20, es decir, la suspensión de aquel país por las violaciones de los derechos humanos3.
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Neutralidad en el tema de Malvinas
Probablemente para evitar el veto del Reino Unido, Malcorra aseguró en la ONU y en medios de prensa extranjeros que mantendrá la posición de neutralidad en el tema de la soberanía de Malvinas en el caso de resultar electa Secretaría General, tal como lo hizo el actual Secretario mientras ella se desempeñaba como su Jefa de Gabinete.
En este sentido, el Telegraph tituló “Race to replace Ban Ki-moon: Argentine candidate for Secretary-General insists she can remain neutral on Falklands”4.
En otra nota, esta publicación inglesa aseguró que la estrategia desarrollada por Malcorra permitirá mejorar sensiblemente sus chances de ser electa, ya que contaría con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos y lograría evitar el veto del Reino Unido. (“Falklands dilemma for UK as US favours Argentine candidate as next UN Secretary-General”5.
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Macri estaría buscando el respaldo de Putin para Malcorra
Muy cerca de nuestra canciller aseguran que el presidente Obama le habría adelantado a Macri que votaría a favor de Malcorra (lo cierto es que el gobierno de los Estados Unidos es el impulsor de la candidatura de Malcorra para la ONU). Similar mensaje le habría transmitido a nuestro presidente su par francés, Hollande, en su reciente visita al país. China no sería un impedimento y, como señalamos, el Reino Unido no la vetaría habida cuenta de la neutralidad prometida por nuestra canciller en el tema Malvinas.
Para completar exitosamente el cuadro, sólo faltaría asegurarse el no veto de Rusia, que apoya a la candidata búlgara, Irina Bokova, actual directora general de la UNESCO (y que algunas fuentes sostienen que sería vetada por los Estados Unidos).
En este sentido, nuestra fuente de gobierno confirmó que el inesperado gesto de Macri del pasado 9 de junio de telefonear al presidente ruso Putin –gesto que fue profusamente publicitado por Presidencia- buscó, en realidad, solicitar el apoyo de Rusia a la candidatura de Malcorra, a pesar de que se anunció que la conversación se limitó a “profundizar los vínculos bilaterales” entre ambas naciones.
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Surge una amenaza
Recientemente, Malcorra fue señalada en numerosos medios de prensa como una de las supuestas responsables de ocultar en la ONU denuncias por abusos sexuales a menores, perpetrados por fuerzas de paz francesas de los Cascos Azules en la República Centroafricana. Esta situación tomó estado público a través de una nota de The Guardian de abril de 2015 a pesar de que, según estas fuentes, la organización mundial tendría conocimiento de ello desde mayo de 2014.
Malcorra declaró públicamente sentirse triste por este episodio pero deslindó toda responsabilidad como funcionaria de la ONU al afirmar que “el expediente se perdió en algún escritorio” de la organización6.
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¿Conflicto de intereses o Realpolitik?
Malcorra es una mujer formada; tiene experiencia, es inteligente, astuta y ambiciosa. En su trabajo en la ONU, cosechó una red de contactos a nivel mundial que ni Macri ni sus ministros tienen. Por su trayectoria internacional, conoce muy bien el camino que debe recorrer hacia la Secretaría General.
Además de virtuosa, ella es una persona afortunada: no hubiera siquiera podido soñar con la jefatura de la ONU sin ser, como es, canciller de la República Argentina. Macri le ofreció el Ministerio de Relaciones Exteriores en el momento adecuado para buscar su objetivo mayor.
¿Puede culparse a Malcorra de aprovechar su actual cargo para aspirar a otro mucho mejor? Creemos que no. En definitiva, su paso por la Cancillería argentina como trampolín hacia la ONU fue acordado con el presidente Macri y éste avaló con los hechos y las declaraciones el camino que está recorriendo.
Más aún, como señalamos, el gobierno considera que lo favorece la campaña de Malcorra, ya que es una tarjeta de presentación de Argentina en el mundo, gane o pierda ella.
Podría sostenerse que las necesidades de la campaña de Malcorra afectan algunas de las políticas más profundas de nuestra política exterior como, por ejemplo, la priorización de la defensa de los derechos humanos y del reclamo por la devolución de las Malvinas, y que estaríamos, por lo tanto, frente a un conflicto de intereses entre sus legítimas aspiraciones personales y lo que es mejor para el país.
Pero también sería posible sostener que el cambio en la posición del gobierno sobre la crisis venezolana y la “postergación” del tema Malvinas responden a un cambio en la política exterior en la era Macri, signada ahora por la Realpolitik, es decir, una estrategia donde cuentan los intereses y no las ideologías, y que la campaña de Malcorra (y sus efectos) son testimonio de ello.
En todo caso, se podrá acusar a nuestro gobierno de decir una cosa y hacer lo contrario, actitud que no le es exclusiva; o de no resolver adecuadamente las posibles contradicciones entre sus miembros, unos volcados a priorizar los contenidos ideológicos que favorecen la comunicación y permiten mostrar a un Macri “progresista”, y otros proclives a una política exterior signada por los intereses, más en línea con el sistema de fuerzas prevalente en el orden mundial.
Sabemos que el gobierno impulsará amplias y publicitadas acciones de comunicación para sostener el cambio de estrategia y moderar las críticas. Prepara fotos, gestos y anuncios; nada que ponga en peligro la campaña de Malcorra y la nueva política exterior de Macri. Por ejemplo, recibirá a líderes de la oposición venezolana, dirá que hay que dialogar y que le interesa los derechos humanos; y repetirá que no renuncia al reclamo de la soberanía de Malvinas, pero que quiere ampliar las relaciones con el Reino Unido, como lo dijeron antes muchos de gobiernos a lo largo del siglo XX.
Concluyendo. Si Malcorra sigue haciendo bien sus deberes y si el enredo de vetos cruzados entre las potencias que integran el Consejo de Seguridad hiciera fracasar las chances de los candidatos mejor posicionados (que, según dicen, debería ser una mujer y del este europeo), es probable que nuestra connacional pudiera llegar a tan ansiado cargo, salvo que apareciera un tapado de último momento. El resultado sigue abierto.
Si Malcorra gana la pulseada, como el Papa, el mejor jugador de fútbol del planeta y la reina de Holanda, la líder de la burocracia internacional también será un compatriota, un logro que confirma, una vez más, que Dios es argentino y que el nuestro es el mejor y el más generoso país del mundo.
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1. http://www.elobservador.com.uy/malcorra-vs-almagro-n920357
2. http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/andres-oppenheimer-es/article81230317.html
3. https://www.theguardian.com/world/2016/jun/04/oas-accuses-argentina-venezuela-luis-almagro